Alejado de la política institucional, pero en primera línea de Eusko Alkartasuna, Rafa Larreina defiende que su partido se mantiene inamovible y niega que «se esté ‘batasunizando’». Reconoce su esperanza de que la izquierda abertzale «siga en la buena dirección» pero al mismo tiempo advierte de que «no ha llegado al término al que hay que llegar».
- ¿Le incomodan las sospechas que se ciernen sobre EA por su relación con Batasuna?
- Incomodar no porque cuando estás en política estás acostumbrado a todo. Pero son críticas sin fundamento, muy interesadas. El resto de fuerzas, y sobre todo la ciudadanía, tienen muy claro que EA siempre ha sido muy fiel a sus señas de identidad: radicalidad abertzale, radicalidad democrática, intransigencia total frente a cualquier vulneración de derechos humanos, y un compromiso con una socialdemocracia progresista. Si se analizan anteriores procesos, EA ha dejado siempre muy claro que no da ningún tipo de concesión a la estrategia de la violencia, mientras que otros han tenido ciertas ambigüedades.El principal objetivo debe ser conseguir que la violencia desaparezca definitivamente y lograrlo cuanto antes. A nosotros no nos da igual que sea en 2011 o en 2014, pero habrá responsables políticos que tengan su agenda y piensen que es mejor solucionarlo después de que pasen algunas elecciones.
-¿En qué momento se encuentran los contactos de EA con la izquierda abertzale?
-Estamos con una posición de respeto al debate y a sus decisiones. Con esperanza, porque vemos que se están tomando en una buena dirección, pero al mismo tiempo con prudencia para ver si esas reflexiones llegan a buen puerto. Por ahora no es suficiente, pero sí es un paso adelante. Hemos señalado cuando hay avances significativos, pero también hemos dicho que no se ha llegado al término al que hay que llegar. Los procesos tienen su tiempo, y hay que dejar que transcurran de forma natural.
-¿Qué reacción o discurso espera entonces de la izquierda abertzale para unir sus fuerzas?
- Nosotros no hacemos cuestión de las palabras. Las palabras en un momento valen y en otro, no. Y condenar, ha habido mucha gente que no ha condenado a ETA y que apuesta y está en la política. Lo importante es que la sociedad vasca debe tener muy claro que se apuesta exclusivamente por la política. El cómo, qué expresión, es lo de menos. Es un compromiso en el día a día. Por eso nosotros estamos respetando el proceso al tiempo que estamos dispuestos a poner lo que esté de nuestra parte para que avance por buen camino.
- ¿Y cuándo cree que culminará ese proceso?
- No lo sé. Depende de ellos. Creo que estamos metiendo a veces demasiada presión. Los pronunciamientos hasta la fecha son esperanzadores. Pero poner fechas…
- ¿Cree que será antes de las próximas elecciones de 2011?
- No lo sé. Y creo que es imprudente tanto decir que sí como decir que no. No hay elementos para poder decirlo, entre otras cosas porque también hay elementos extraños. ¿Qué va a hacer el Gobierno? Algunos tenemos la sensación de que a veces funciona en clave partidista de conseguir determinadas mayorías, y que su decisión de legalizar o ilegalizar va a estar en función de ese interés. Ése es un elemento totalmente subjetivo e imprevisible.
- Tal y como están ahora las cosas, si el proceso no avanzara más, ¿EA concurriría con la izquierda aber-tzale a las urnas?
- EA tiene tomada la decisión de que en principio nos presentamos solos a todas las elecciones y, de hecho, estamos preparando nuestras candidaturas en todos los ámbitos municipales. Después, cuando llegue el momento habrá que ver si hay condiciones para abordar esa conjunción de fuerzas abertzales o no. Ahora estamos trabajando en una línea muy clara de hacer nuestras listas, y reforzar nuestra organización porque pensamos que para ese momento histórico de transformación radical de este país es necesario una Eusko Alkartasuna fuerte. EA ha sido un factor determinante en muchos hitos históricos, y si ahora la izquierda aber-tzale se ha planteado que las vías políticas son las únicas válidas para avanzar es, entre otras cosas, porque EA lo ha demostrado.
-¿Por qué se han aproximado a la izquierda abertzale y no a otra fuerza para el polo soberanista?
-Han sido otros los que se han ido acercando al camino que ha marcado EA. Es totalmente falso que EA se esté ‘batasunizando’. Estamos donde hemos estado siempre. El PNV en su día se acercó con el derecho a decidir, algunos decían incluso que Ibarretxe era más de EA que del PNV, pero ahora está en una vía más autonomista. Y Aralar sólo piensa en el corto plazo. Para nosotros es fundamental dar un impulso soberanista al país si queremos salir de la situación de crisis. Cuando hablamos en clave soberanista no hablamos de pájaros y flores ni de cosas del pasado, hablamos del futuro, de formar parte de una Europa unida, de progreso. Y eso solo se puede hacer desde la fortaleza institucional y el autogobierno.
- Se ha planteado un blindaje de la Ley de Partidos para evitar marcas blancas, ¿les han advertido de forma interna sobre sus relaciones con la izquierda abertzale?
- No, simplemente a través de los medios. Pero eso es fruto del nerviosismo. Nuestro trabajo está rompiendo calendarios partidistas, y esas amenazas vienen por ahí. Que Conde-Pumpido dice que va a ilegalizar EA… Es imposible, en democracia, ilegalizar un partido que dice claramente que está en contra de la violencia, que ha estado siempre. No admitimos lecciones de democracia cuando otros han estado con los GAL. Somos un partido radicalmente democrático, y si alguien pretende ilegalizarlo se sitúa fuera de la democracia. Se habla con irresponsabilidad, y me parece triste que estén nerviosos porque se pueda acabar con la violencia.
-¿Cabe el optimismo del fin de la violencia cuando ETA ha dicho que no tiene intención de dejar la lucha armada?
- Hay una gran incoherencia cuando ETA dice que está de acuerdo con la izquierda abertzale. Lo que ésta le ha dicho es que se tiene que disolver, por tanto si es coherente debería hacerlo.
- Pero tampoco lo ha dicho así…
- Ha dicho que sólo se pueden utilizar las vías políticas para resolver los problemas políticos. Por tanto, si es lo único que sirve, significa que todo lo demás no tiene razón de ser.